La Chimenea de Chaves fue de lo único que quedó sobre las dunas de una antigua fábrica de ladrillos y tejas situada en la playa de Chaves, una estructura a la altura de la tecnología europea de la época con apertura a principios de este siglo.
La fábrica, que exportaba principalmente a países de África Occidental, cerró sus puertas en 1928 por razones aún desconocidas. Empleó a varias docenas de personas no solo de Boa Vista sino también de otras islas.
Con un producto de gran calidad, donde con el paso de los años acabó sepultada por las dunas, la chimenea fue la única que quedó, sin dejar que la gente olvidara que existía.
Otro proyecto que funcionó en la misma playa de los cayos vinculado al arte del tejido y la alfarería se inició a fines de la década del 50, con el nombre de escuela de alfarería de los cayos, pero terminó extinguiéndose por la independencia.