La historia de Cabo Verde

Según fuentes oficiales, Cabo Verde fue descubierto en 1460 por navegantes italianos y portugueses. Cuando estos primeros exploradores llegaron a las islas, estas se encontraban deshabitadas, lo que favoreció su ocupación y asentamiento a partir de 1462. En ese mismo período, fundaron la ciudad de Ribeira Grande en la isla de Santiago (hoy Cidade Velha). Para la construcción se trajeron esclavos nativos de la costa occidental de África. De ahí que Cabo Verde pasara a funcionar como almacén comercial y estratégico, especialmente en el tráfico de esclavos entre América, Europa y África. Pronto, el archipiélago se convirtió en un centro de concentración y dispersión de hombres, plantas y animales.

Posteriormente, otros exploradores también desembarcaron en Cabo Verde, como Charles Darwin, un científico naturalista que llegó a las islas en 1832. Realizó algunos estudios sobre sus teorías evolutivas, tomando como referencia ciertos tipos de plantas y animales que se encuentran solo en condiciones climáticas similar a la de Cabo Verde. Para profundizar, visite su historia en el sitio web Darwin Online.

Sir Francis Drake, corsario inglés, saqueó la ciudad de Ribeira Grande de Santiago 3 veces entre 1576 y 1586. Hasta 1747, las islas permanecieron bajo dominio portugués y prosperaron hasta la llegada de las sequías más severas y, en consecuencia, la hambruna. La sobreexplotación ganadera y la feroz deforestación no hicieron más que empeorar las cosas, impidiendo que la baja humedad residual del suelo fertilizara los campos.

La hambruna y la sequía han ocurrido varias veces en el archipiélago entre 1580 y 1950, resultando en la muerte de cientos de miles de personas, las dos peores de las cuales ocurrieron entre 1941-43 y 1947-48, diezmando así más de 45.000 vidas. En el momento del incidente, Portugal no envió ninguna ayuda. La economía local se basó principalmente en el comercio de esclavos, que sufrió un declive más pronunciado a fines del siglo XIX, lo que llevó al país a pasar a una actividad económica diferente y más moderna, basada en la agricultura y la pesca.

Entre 1800 y 1900, muchos caboverdianos emigraron a los Estados Unidos, atraídos por el sueño americano y la práctica de algunos balleneros estadounidenses de reclutar marineros de las islas de Fogo y Brava. A finales del siglo XVIII, las islas se convirtieron en un importante punto del Atlántico para el abastecimiento de carbón, agua y animales, demandando así una creciente expansión del transporte marítimo. Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XX, la sequía continuó y Portugal permaneció indiferente.

Miles de personas murieron de hambre. Aunque en ese momento los caboverdianos fueron maltratados por sus gobernantes, algunos fueron privilegiados con educación (a diferencia de otras colonias portuguesas en África) cuando se estableció la primera escuela secundaria. En el momento de la declaración de independencia, alrededor del 30% de la población estaba alfabetizada, en comparación con el 5% de otras colonias portuguesas. Desde 1960, Guinea-Bissau había iniciado la guerra de liberación más larga de África, en la que también participaron caboverdianos, contra el dictador portugués Salazar.

Cabo Verde se independizó en 1975 y a pesar de no haber vivido nunca un solo día de la guerra en el archipiélago, participó mucho en el proceso de descolonización de Guinea-Bissau y Cabo Verde. En 1980, a pesar del clima templado y la duplicación de las plantaciones, la sequía aún persistía. Esto llevó al país a buscar ayuda internacional para el suministro de alimentos.

Finalmente, en 1991, se realizaron las primeras elecciones multipartidistas y ganó el partido MPD (Movimiento por la Democracia) con el 70% de los votos, bajo el liderazgo de Carlos Veiga como primer ministro y António Monteiro, presidente de la República. Ambos fueron reelegidos al año siguiente con la nueva Constitución. A principios de la década de 1990, hubo algunas divisiones dentro del partido (debido al lento crecimiento económico debido a la sequía), hasta 1995, cuando el partido fue reelegido en el país.

La revisión constitucional de 1992 definió una nueva bandera de Cabo Verde. Hasta entonces, el país compartía los mismos colores que la bandera de Guinea-Bissau.

Un nuevo presidente y un nuevo primer ministro fueron elegidos en 2001, volviendo al poder el Partido Africano para la Independencia de Cabo Verde (PAICV, partido de la oposición). En 2002, por primera vez, el gobierno solicitó ayuda alimentaria a las Naciones Unidas debido a la nueva sequía. Unas 160.000 personas se salvaron del hambre gracias al programa mundial de alimentos en 2003. Algunos países y organizaciones como Portugal, Francia, los Países Bajos, el Banco Mundial y la CEDEAO contribuyeron fuertemente a financiar algunos de los proyectos políticos del entonces nuevo Primer Ministro José María Neves.

La fuerte inversión en turismo, con la construcción de las infraestructuras necesarias (por ejemplo, aeropuertos internacionales, puertos y carreteras), la ampliación de planes de construcción y tierras agrícolas, así como una política económica ajustada en pesca y turismo comenzaron a traer crecimiento y bienestar en Cabo Verde, que recientemente había sido descubierto por operadores turísticos de todo el mundo y reforzado por importantes inversiones privadas.

El futuro del país está en manos de los jóvenes caboverdianos y de la buena política: si los primeros no se han visto demasiado influidos por la globalización, los segundos podrán mediar entre el desarrollo y la sostenibilidad, Cabo Verde está llamado a convertirse en uno de los destinos más deseados del mundo.

El Museu dos Naufragos en Boavista no es solo un lugar de arte y cultura, sino un viaje profundo en la historia de Cabo Verde. Situado en el corazón de Sal-Rei, este museo único, creado enteramente en piedra local, ofrece un recorrido durante los siglos que conecta a los visitantes con la esencia misma de la isla.

Desde el naufragio metafórico que representa las profundidades del alma humana, hasta la resiliencia y la diversidad cultural de un pueblo que tiene mucho que ofrecer al mundo, el museo es un símbolo vivo de la historia de Boavista.

La visita al museo es una experiencia que enriquece la comprensión de la historia y la cultura de Boavista, conectando el pasado con el presente y proyectando una visión prometedora para el futuro.

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